Alpes franceses: de la cima del Montblanc a la «Venecia» alpina

Guía para descubrir los Alpes franceses

Sinónimo de paisajes nevados, pueblos recónditos de marcado carácter alpino y de esquí, mucho esquí, los Alpes franceses pueden presumir de contar con la capital mundial del deporte rey del invierno, además de reunir algunas de las cumbres más altas de Europa occidental. Acompáñanos en este viaje por las alturas.

  1. Morzine
  2. Courchevel
  3. Chamonix
  4. Annecy
  5. Annemasse
  6. Bourg-en-Bresse

Un dominio esquiable a la altura de sus vecinos suizos, los Alpes franceses se esquían, pero también se comen, se disfrutan paseando por las calles empedradas de sus pueblos de montaña, de joyas como Annecy, Annemasse o Bourg-en-Bresse. Te invitamos a descubrirlos, en invierno y en cualquier época del año.

1. Morzine

A tan solo una hora por carretera del aeropuerto internacional de Ginebra, «besando» la frontera con Suiza, se encuentra este pueblo típicamente alpino de tejados de pizarra, paredes de piedra y chalets de madera a pie de pista, un auténtico paraíso para los amantes del esquí. Le sobran motivos para ello: cuenta con el inmenso dominio esquiable de «Portes du Soleil», que abarca hasta 12 estaciones repartidas en territorio francés y también suizo. Un escenario idílico de abetos, pistas negras de infarto como el popular «Muro suizo» y bajadas serpenteantes que atraviesan bosques y que hacen las delicias de cualquier tipo de esquiador. Fuera de pista, sus calles esconden restaurantes y bares con vida durante todo el año en los que entrar en calor con un «abricotine» –un brandy local a base de albaricoques– o reponer fuerzas con un «foie gras» acompañado de vino francés, una «fondue» de carne o queso y demás platos propios de la cocina de la Alta Saboya, como el «tartiflette».

Imprescindible: probar el queso «reblochon» típico de la región.

2. Courchevel

¿Sabías que la capital mundial del esquí tiene nombre francés y se encuentra en plenos Alpes franceses, en la región de Saboya? Se llama Courchevel y es el lugar elegido para celebrar los campeonatos del mundo de esquí alpino en 2023. Su dominio esquiable, uno de los más extensos de todo el globo, pertenece a «Les 3 Vallées» y comprende siete estaciones de esquí accesibles con un único forfait: un total de 600 kilómetros de pistas. Hay quien la califica como una de las zonas esquiables más lujosas y confortables de los Alpes franceses tanto por sus sofisticadas infraestructuras como por sus singulares pueblos y exquisitos restaurantes de montaña, con estrellas Michelin incluidas. Sin olvidarnos de sus hoteles y resorts, todos de 5* y a la altura de los establecimientos parisinos. Déjate ver en el «après-ski» paseando por uno de sus seis pueblos: Saint-Bon, Courchevel Le Praz, Courchevel La Tania, Courchevel Village, Courchevel Moriond y Courchevel 1850; y prepárate para codearte con un turismo de lo más exquisito en busca no solo de cumbres y pistas nevadas sino también de moda, gastronomía y ocio nocturno.

Imprescindible: si eres principiante o viajas con la familia, el pueblo de Courchevel-Moriond es el tuyo.

3. Chamonix

Chamonix, «Cham» para los amigos, es posiblemente una de las estaciones más conocidas porque entre sus cumbres nevadas se haya una especialmente famosa: la del Montblanc. Con sus 4 807 metros de altura, compite con las borrascosas cumbres del Cáucaso por el título de montaña más alta de Europa. Pero es tan solo una de las cimas que coronan este célebre valle de los Alpes franceses. Pueblos como el homónimo Chamonix, una localidad típicamente alpina situada en el fondo de un antiguo valle glacial –el de Chamonix-Montblanc–, a los pies del Mont Blanc, es otro de los alicientes de unas vacaciones invernales en torno al esquí y a las 10 zonas esquiables repartidas entre Francia, Italia y Suiza que reúne esta estación de esquí situada a una hora y cuarto en coche del aeropuerto internacional de Ginebra.

Imprescindible: vayas en la época del año que vayas, no dejes de subir al teleférico del Aiguille du Midi, uno de los más empinados del mundo.

4. Annecy

Nuestra próxima parada en este recorrido por los Alpes franceses la haremos en la conocida como «Venecia» de los Alpes –o de Saboya–, una localidad medieval encantadora trufada de palacios y hermosos puentes sobre canales que atraviesan su casco histórico, y rodeada de un lago homónimo cuyas transparentes aguas se han ganado el calificativo del «lago más limpio» de Francia, y que además es el segundo lago de origen glaciar más grande del país. Entre los imperdibles de tu visita están el Palacio de la Isla, considerado Monumento Histórico y el segundo más visitado y footgrafiado de Francia, después de la torre Eiffel. Su construcción, originaria del siglo XII, ha servido de residencia para los duques de Annecy, pero también de prisión, hasta llegar a ser el Centro de Interpretación de la arquitectura y el patrimonio de Annecy. Tampoco te pierdas el castillo de la ciudad, situado sobre el monte Semnoz, antigua residencia de los condes de Ginebra, o sus puentes más pintorescos, como el de Perrière o Morens.

Imprescindible: visitar las tiendas y boutiques que ocupan los característicos pasadizos y pasajes del pueblo.

5. Annemasse

Situada prácticamente en la frontera con Suiza y a muy pocos kilómetros de Ginebra, esta localidad es considerada por muchos uno de sus barrios de extrarradio. Punto clave en los Alpes franceses por su estratégica ubicación en las faldas de los montes Salève y Voirons, entre el Montblanc y Ginebra, Annemasse es la salida natural de los valles de montaña de la Alta Saboya y lugar de partida ideal para conocer tanto Ginebra como su entorno natural. Nuestra recomendación es que empieces tu recorrido subiendo al teleférico del monte Salève, conocido como el «Balcón de Ginebra», para gozar de una privilegiada vista de lo que te depara tu visita. Continúa descubriendo los grandes atractivos ginebrinos con el «Petit Lac», como se le conoce a la parte del lago Lemán más estrecha y cercana a Annemasse, y llega paseando hasta el «Jet d'Eau», el imponente chorro de agua que domina la postal de Ginebra y alrededores.

Imprescindible: hacerse la foto de rigor en una de las partes más bonitas del «Promenade du Lac», el Jardín Inglés.

6. Bourg-en-Bresse

Dejamos las cumbres nevadas para sumergirnos en un mar de calles adoquinadas pobladas por casas con entramado de madera, de monasterios reales, legados ducales y un rico patrimonio que se remonta a la época medieval. Una descripción que encaja a la perfección con el pueblo de Bourg-en-Bresse, situado también en los Alpes franceses, esta vez en su parte más oriental y extensa. Antigua capital de Saboya, aquí se encuentra uno de los monumentos nacionales de mayor renombre –el Monasterio Real de Brou–, mandado construir por Margarita de Austria, duquesa de Saboya y una de las mujeres más poderosas en el Renacimiento europeo. En uno de los claustros del monasterio tienes otro de los atractivos del municipio: su museo, una recopilación de la colección de arte de Thomas Riboud, vecino ilustre y defensor del monasterio, que incluye importantes retratos, utensilios, y muebles y esculturas religiosas de hasta el siglo XVII. Pasea por su casco viejo y maravíllate con la arquitectura propia del lugar en forma de edificios como la «Maison de Bois», el «Hôtel Marron de Meillonnas» e incluso el antiguo hospital del pueblo, cuya farmacia se conserva íntegra desde finales del siglo XVIII.

Imprescindible: sal a las afueras del pueblo para descubrir las casas típicas de campo de Bresse.

Encuentra el viaje ideal

Suscríbete a nuestra newsletter

Serás el primero en recibir nuestras mejores ofertas, promociones exclusivas y consejos de viaje. Además, te mantendremos informado sobre dónde puedes viajar.