Qué ver en Pau

Qué ver en Pau, la puerta de los Pirineos

Hoy nos asomamos –literalmente– a los Pirineos franceses desde una ciudad en la que parece haberse detenido el tiempo en favor de una escenografía marcada por la presencia de la cordillera que desmiembra nuestra península de la vecina Francia. Imperdibles, su patrimonio histórico y arquitectónico y las estaciones de esquí.

  1. Pau y el antiguo Reino de Navarra
  2. Pau, el mirador de los Pirineos franceses
  3. Pau y el Tour de Francia
  4. Pau y los deportes de aventura
  5. Pau y el «Pass Gourmand»

En la región de Nueva Aquitania encontramos uno de los mejores miradores de los Pirineos Atlánticos. Además de su espectacular enclave, esta localidad francesa –antigua capital del Reino de Navarra– esconde tesoros como el castillo de Enrique VI. No te marches de ella sin admirar los Pirineos desde su bulevar.

1. Pau y el antiguo Reino de Navarra

Eje principal de su casco histórico, el castillo de Pau, también conocido como el castillo de Enrique IV de Francia –y III de Navarra– es el legado histórico más importante de la ciudad. De estilo renacentista, vio nacer al «buen rey» Enrique VI y vivió el esplendor de la ciudad como capital del Reino de Navarra, una época dorada que perduró hasta bien entrado el siglo XVII. Fue entonces cuando se cristalizó la actual distribución de la localidad en una parte alta que se corresponde con el casco viejo, y una parte baja –la más moderna– junto al río Gave. Hoy sede del Museo Nacional de Pau, esta construcción de gran riqueza arquitectónica será nuestra primera parada. Además de admirar los tapices y el mobiliario de su interior, te animamos a pasear por sus jardines para poder contemplarla desde todas sus perspectivas. Cuando termines, justo enfrente tienes otros de los atractivos que ver en Pau: el Parlamento de Navarra, creado en 1620 por el rey Luis XIII y que hoy acoge la sede del Consejo Gral. de los Pirineos Atlánticos. Muy cerca de allí se encuentra otro de los imperdibles del casco viejo: la iglesia de Saint Martin.

Imprescindible: visitar el Palacete Sully y tocar la aldaba de su puerta, que al parecer da suerte.

2. Pau, el mirador de los Pirineos franceses

Continuamos en la parte alta, aprovechando esta vez su estratégica situación para admirar el entorno natural que enmarca Pau: la cordillera de los Pirineos. Lo haremos desde otro de los reclamos de la ciudad, su Bulevar de los Pirineos, la avenida más emblemática de la ciudad, un balcón desde el que tenemos una privilegiada panorámica de los Pirineos, con la cumbre del pico de Midi d'Ossau como principal protagonista. Además de servirnos de mirador, este paseo de dos kilómetros de longitud nos llevará a nuestro siguiente destino: el Palacio de Beaumont y sus jardines. De estilo neoclásico, este bello edificio de 1899 alberga hoy en su zona más occidental el Palacio de Congresos, conservando en su parte oriental el antiguo casino proyectado a finales del siglo XIX construido según los cánones de la «belle époque». Sus alrededores concentran la mayor zona verde de la ciudad y bien se merecen un tranquilo paseo. Muy cerca de allí, y antes de tomar el funicular gratuito que nos llevará hasta la parte más baja de la ciudad, no dejes de visitar otros de los museos de la ciudad como son el Museo de Bellas Artes y el Museo-casa natal del mariscal Bernardotte.

Imprescindible: tomarse una copa o un crêpe mientras ver el atardecer sentado en el Bulevar de los Pirineos.

3. Pau y el Tour de Francia

Un total de 70 han sido las veces que «la puerta de los Pirineos» ha tenido el honor de recibir al Tour de Francia. En la ciudad con más etapas del tour –después de París y Burdeos– no podían faltar los homenajes a los grandes de las dos ruedas. Uno de ellos lo encontrarás en la parte baja de la ciudad, a pocos metros del funicular y la estación de tren, y recibe el nombre de «Tour des Géants». Se trata de un museo al aire libre con más de 100 esculturas dedicadas a los ganadores del Tour de Francia ubicado en el mismo sitio del antiguo velódromo de la ciudad, donde solían llegar las etapas de la carrera ciclista más célebre del mundo. Cada una de estas figuras sumerge al visitante en una edición diferente de la carrera, desvelando anécdotas, ganadores y demás hazañas protagonizadas por los ciclistas.

Imprescindible: parar en la escultura de la «Grande Boucle», a 30 km de Pau en dirección a Toulouse, otro homenaje al tour.

4. Pau y los deportes de aventura

Las aguas aparentemente tranquilas del río que atraviesa la ciudad –el conocido como «Gave de Pau»– afluente del Adur y una de las principales atracciones que ver en Pau, apenas dejar intuir lo que nos espera a pocos metros: el Estadio de Aguas Bravas de Pau, el enclave ideal donde practicar deportes de aguas bravas como el rafting o el «hidrospeed», además de ser lugar de entrenamiento para profesionales y clubes deportivos, y sede de campeonatos mundiales de canoa-kayak, como el de 2017. Pero no es el único deporte de aventura que podrás practicar en Pau o sus alrededores. También con el agua como protagonista –esta vez en estado sólido– las estaciones de esquí que encontrarás en los alrededores de Pau son un festín para los amantes de este deporte. Como ya te contamos en este artículo sobre los Pirineos franceses, son cinco los pueblo-estaciones de la zona –Pierre Saint Martin, Le Somport, Issarbe, Artouste y Gourette–, en los que se concentran maravillosas pistas de esquí alpino, así como travesías para esquí de fondo y raquetas.

Imprescindible: en plenos valles bearneses, el lago Fabrèges es uno de los imprescindibles que ver en Pau, Francia.

5. Pau y el «Pass Gourmand»

Si eres «foodie», esta propuesta te va a gustar. Se llama «Pass Gourmand» y por un módico precio de 12 € te permite degustar gran parte de la gastronomía típica de la zona en un lugar muy especial: el mercado de Pau, «Les Halles». A la venta en la oficina de turismo de Pau, con este pase podrás adquirir tickets para degustaciones en un gran número de puestos del mercado –charcuterías, queserías, heladerías, productores de aves–, así como en distintas tiendas del centro, incluyendo exquisitas bombonerías y chocolaterías. Una oportunidad única para probar delicias como los embutidos bearneses y los quesos de la zona, ideales como maridaje para el vino por excelencia de Pau: la variedad Jurançon, en versión seca o semidulce. Y es que en el entorno de Pau, en la región vinícola conocida como Jurançon situada a los pies de los Pirineos se concentran gran parte de los viñedos y bodegas de este lado de los Pirineos Atlánticos. Tampoco nos olvidamos del «foie-gras», el magret y el confit de pato o guisos tan tradicionales como la «poule au pot» un caldo a base de gallina.

Imprescindible: si eres amante de la trufa, pásate por el puesto de Balmes en el mercado de Pau.

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