Viaja con amor
Nos encanta empezar a organizar las próximas vacaciones y pensar en todas esas experiencias increíbles que viviremos en el extranjero. Ya sean islas tropicales, ciudades europeas con mucha historia, escapadas a la playa o retiros en los Alpes, todos los destinos de ensueño tienen algo en común: los océanos.
Además de ser un destino vacacional de ensueño y asombroso, los océanos son el corazón latente de la existencia de la Tierra y desempeñan un papel fundamental en nuestro día a día y en la supervivencia del planeta, desde en las regiones costeras hasta en las montañas.
Sin embargo, su bienestar y, por ende, el nuestro, está en peligro por la proliferación de los plásticos y los residuos que amenazan la vida marina. Según un estudio realizado por la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) del que ha informado la CNN, el «smog» plástico y otras sustancias contaminantes que, según los cálculos, suponen 171 billones de partículas de plástico, contaminan los océanos. Si se juntasen, pesarían unos 2,3 millones de toneladas. [1]
Aunque no las veamos al bañarnos en el mar o al jugar con la arena en la playa, nos rodean por todas partes. Es más, a veces podemos tenerlas en la circulación sanguínea.
Los océanos no son meras extensiones de agua, sino la base de la vida en la Tierra. Proporcionan servicios ecosistémicos esenciales y vitales para nuestro bienestar, como la regulación del clima, el apoyo de la biodiversidad y la producción de oxígeno. Además, ofrecen el fondo perfecto para disfrutar de experiencias únicas, desde bucear hasta hacer surf.
Los océanos son el termostato de la Tierra, ya que regulan las temperaturas globales. Absorben el calor del sol y lo distribuyen por todo el planeta, desempeñando un papel crucial en el mantenimiento de la estabilidad climática y en la mitigación del frío invernal en las regiones costeras. Es más, los océanos absorben y mitigan el 93 % del exceso del calor generado por las acciones del hombre mediante el efecto invernadero. [2]
Por eso puedes disfrutar de unas agradables vacaciones en las islas Canarias hasta finales de octubre. Los océanos también son unos héroes que, en silencio, combaten el cambio climático. Absorben el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero importante, por lo que ayudan a reducir el calentamiento global. Sin este servicio vital, nuestro planeta ya estaría sufriendo unos impactos climáticos más graves.
Los océanos están llenos de vida, desde el plancton más pequeño hasta las ballenas más grandes. Esta biodiversidad sostiene los ecosistemas marinos y terrestres, ya que las redes alimentarias interconectadas comunican la tierra con el mar.
Incluso las criaturas más pequeñas desempeñan un papel vital en este delicado equilibrio: por ejemplo, el fitoplancton, el conjunto de pequeños organismos fotosintéticos del océano, produce más oxígeno que todos los bosques de la Tierra juntos. El oxígeno que respiramos se debe, en gran parte, a los océanos. [3]
Los océanos también son una fuente vital de sustento. Apoyan a muchas especies de peces con las que se alimentan miles de millones de personas, proporcionan empleo y contribuyen a la seguridad mundial de los alimentos. Además, los ecosistemas marinos ofrecen distintos recursos, como medicamentos, energía y minerales.
Los océanos mitigan el clima en todo el planeta y sus efectos se pueden ver en las cordilleras montañosas de muchos países como, por ejemplo, en los Alpes en Europa. Por otro lado, la nieve derretida pasa a ser el agua dulce de los ríos, que desembocan en mares y océanos. Se trata de un círculo virtuoso.
¿Acaso no disfrutas al ver un campo virgen y fresco cubierto de nieve en un día frío y soleado en la montaña? Son los océanos los que hacen posible esta atmósfera perfecta y mágica. El océano Atlántico, en particular, si estamos en los Alpes italianos, suizos o franceses. Sin embargo, el aumento de las temperaturas y de la presión en el Atlántico acarrean unas condiciones meteorológicas caracterizadas por altas presiones, temperaturas cálidas y sequedad atmosférica en el continente, algo nada favorable para que haya nieve en los Alpes. [4]
Nuestras decisiones individuales afectan de forma significativa a la salud de los océanos. No se trata solo de cómo nos comportamos durante unas vacaciones junto al mar, sino de todas las decisiones que tomamos, desde que reservamos un viaje hasta en nuestro día a día.
El plan de acción que necesitamos para cuidar los océanos y que su salud mejore empieza en casa. Podemos empezar dando pequeños pasos, como, por ejemplo, eligiendo botellas de agua y bolsas reutilizables o comprando productos a granel cuando sea posible, además de procurándonos siempre alimentos frescos locales que no contribuyan a la contaminación porque haya que transportarlos durante días para que lleguen a nuestras tiendas.
En cuanto a la compra de productos comestibles, los alimentos que elijamos pueden marcar una gran diferencia para los océanos. Cuando comamos fuera o compremos marisco, siempre podremos escoger opciones capturadas de forma sostenible si buscamos certificaciones como las de MSC o ASC, que garantizan prácticas de pesca responsables y la conservación de la vida marina.
Nuestro consejo: ahora hay tiendas de «cero residuos» en muchas ciudades europeas en las que podemos comprar productos a granel, como pasta, legumbres, harina y productos de aseo, llevando nuestros recipientes de cristal.
Tanto si nos gusta organizar las vacaciones como si no, se trata de un momento crucial para marcar la diferencia en su impacto medioambiental. Es la ocasión ideal para tomar decisiones conscientes y priorizar las prácticas ecológicas.
Podemos empezar investigando y aprendiendo sobre las cuestiones relacionadas con la conservación marina, apoyando a las organizaciones que protegen los océanos y manteniéndonos al tanto de la pesca, la conservación de los arrecifes de coral y el cambio climático. También es importante contribuir a la investigación marina por medio de proyectos de ciencia ciudadana o consultar en las administraciones locales los programas a los que nos podemos sumar.
Además de todo esto, es crucial saber que los océanos afectan a nuestra vida, aunque no vivamos en la costa ni disfrutemos de sus coloridos atardeceres cada día. Nuestras acciones también tienen consecuencias si vivimos en las montañas o en las tierras bajas. Si los ríos están contaminados y saturados de plásticos, por la basura también acabarán los océanos contaminados, lo que acarreará graves consecuencias en todos estos entornos en los que vivimos.
Involucremos a familiares y amigos y asegurémonos de que nuestros hijos sepan cómo proteger estos frágiles ecosistemas, para seguir disfrutando de unas vacaciones bañándonos en el mar y esquiando en las montañas, además de para preservar las comunidades locales y sus hábitats.
Nuestro consejo: al explorar los destinos costeros, realiza actividades que te permitan descubrir las maravillas del océano, como hacer esnórquel, bucear o visitar centros de conservación marina.
Las comunidades costeras suelen tener una estrecha relación con el mar y las tradiciones marítimas se transmiten de generación en generación. Además, actividades recreativas como nadar, navegar a vela y pasear por la playa en busca de pequeños tesoros nos permiten admirar la belleza de los océanos.
En todo el mundo, algunos destinos han aplicado con éxito medidas de conservación para proteger los ecosistemas marinos. Por ejemplo, en las islas Galápagos la biodiversidad y la salud de los ecosistemas han mejorado notablemente gracias a unas estrictas medidas de conservación.
Según Galápagos Conservancy, la única organización sin ánimo de lucro con sede en los Estados Unidos dedicada a proteger y recuperar las islas Galápagos, la contaminación de los océanos y las playas es un desafío importante que puede afectar a la economía local y a la flora y la fauna de todas las islas. En una iniciativa reciente sin ánimo de lucro, 65 estudiantes abordaron este problema de primera mano recolectando 260 kilos de basura procedentes de cuatro playas del archipiélago. [5] Estas historias de éxito demuestran el impacto positivo de las elecciones sostenibles y nos inspiran para adoptar medidas similares.
Los océanos forman parte de los sistemas naturales de la Tierra y están estrechamente ligados a nuestro día a día. Al tomar decisiones bien fundamentadas y responsables e investigar sobre temas importantes, como la amenaza de la contaminación de los plásticos, podemos proteger y preservar los océanos para las generaciones futuras, así como la vida vibrante y diversa a la que apoyan.
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