Viajar a París siempre es buena idea. La presión de conocer por primera vez el abecé de una ciudad estandarte de las artes y las ciencias se va diluyendo a medida que se suceden los días, los planes o los viajes a la capital de Francia. Su «je ne sais quoi» nos atrapa, olvidando por un momento las listas de imperdibles. A todos nos ha pasado. Por eso, hoy queremos recordarte lo que, torre Eiffel incluida, no puedes perderte cuando viajes a París. Porque una vez allí, el arte de vivir manda. Acompáñanos en este paseo por la ciudad del Sena, la de los museos, las terrazas «charmantes» y los barrios llenos de arte.
Después de tomarnos el primer café rápido de la mañana a la parisina en un «tabac du coin» –el bar-estanco de la esquina–, nos proponemos comenzar el día a lo grande. Ver salir el sol en la ciudad que lleva grabada la luz en su ADN no es algo que suceda todos los días. Tenemos suerte y Trocadero nos regala un bonito amanecer sobre la torre Eiffel. Sea tu primera vez o no, subir a lo más alto del monumento más visitado de París se nos antoja una brillante idea (acuérdate, eso sí, de reservar antes tus entradas online). Desde su cima nos haremos una idea de la grandiosidad que nos espera a lo largo del día. La siguiente parada la hacemos en Palacio Nacional de los Inválidos, un complejo arquitectónico de estilo barroco famoso porque en su interior está enterrado Napoleón Bonaparte. Desde ahí, el puente de Alejandro III nos lleva hasta la arteria principal de París: los Campos Elíseos, delimitada por el ineludible Arco del Triunfo y los históricos Jardines de las Tullerías. Con el Sena como referente indispensable, llevamos nuestros pasos hasta museos imperdibles como el de l'Orangerie, el magnánime Louvre, el museo d'Orsay o el Pompidou.
Nuestra visita al Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou nos trae directamente a uno de los barrios más auténticos de la ciudad del amor. Se llama Le Marais y sus calles rezuman un aire bohemio y chic en forma de galerías de arte, boutiques de moda, tiendas «vintage», pastelerías «cuquis» y cafeterías que encarnan la esencia del París multicultural y vanguardista que conocemos. No te pierdas la Place des Voges –la más antigua de París– y un buen ejemplo de ello. Dejando a un lado otra de las plazas con más historia a sus espaldas –la Bastilla–, nos dirigimos de nuevo al Sena, esta vez para cruzar y conocer uno de los edificios religiosos más importantes de París, la catedral de Notre Dame, una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. Situada en la isla donde dicen nació la urbe que hoy conocemos, este malogrado templo comparte protagonismo con la Sainte Chapelle, para muchos la iglesia gótica más bonita de París. Desde ahí, es un paseo hasta el barrio Latino y uno de sus principales reclamos: el Panteón, de estilo neoclásico e inspirado en el Panteón Agrippa de Roma. Allí encontramos las tumbas de personajes ilustres como Voltaire, Rousseau, Marie Curie, Monnet, Victor Hugo o Alejandro Dumas. Se nos agota el día, y no se nos ocurre mejor forma de terminarlo que en Montmartre, el barrio de los pintores, despidiéndonos del sol desde la escalinata del Sagrado Corazón.