Qué ver en Múnich y alrededores
Múnich, la ciudad que crece «entre el arte y la cerveza, como un pueblo entre dos colinas». Así la definió el poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856). A lo que nosotros añadimos: que crece entre la monumentalidad de su arquitectura –un baile entre tradición y modernidad–, el olor a «pretzel» que impregna sus calles, la ola del Eisbach que hace las delicias de los surfistas con mono de mar y los ríos, –esta vez de cerveza– que inundan las calles de la ciudad durante su fiesta grande, el Oktoberfest.
Sube a la torre de San Pedro, pasea por el corazón de la ciudad, la plaza Marienplatz y entra en el Palacio Real y sorpréndete con sus tapices. O descubre tu lado más «techie» en el Deustches Museum, uno de los museos de ciencia y tecnología más grandes y carismáticos del mundo. No olvides dejar tiempo para contemplar la función de carrillones más grandes del mundo o para regalarte una caminata por el Bosque Perlacher, apenas una pincelada de la vasta extensión de área natural protegida de 13,36 kilómetros cuadrados que atesora el estado de Baviera. Una arbolada impactante en la que practicar senderismo y perderse para encontrarse lejos del ruido de la ciudad, pero sin salir de la ciudad (se encuentra en el sur de Múnich).
Pasea por el corazón de la ciudad, contémplala desde sus torres, saborea sus «pretzel» y déjate llevar por el encanto de la arquitectura bávara, de tejados rojizos a dos aguas y ventanas de madera. Te dejamos sus principales atractivos:
Marienplatz. Núcleo histórico de la ciudad, en esta plaza se encuentran algunas de las edificaciones más importantes del centro, como el Neues Rathaus, de estilo neoclásico. No te pierdas el carillón del reloj del ayuntamiento ni tampoco las vistas sobre la plaza desde el mirador de la torre de San Pedro, ubicado en la iglesia homónima que hay junto a la plaza.
Residenz. Llamado así por ser la antigua residencia de la realeza bávara, es uno de los imperdibles que ver en Múnich por el valor histórico y artístico de su interior, plagado de tapices y salas de gran belleza como el Teatro Cuvilliés, el Antiquarium y el Tesoro.
Englisher Garten. Es el parque más importante de Múnich, situado a apenas un kilómetro del casco viejo. Llama la atención, además de por sus jardines, por las olas para hacer surf que se forman en un punto concreto del canal que lo atraviesa.
Viktualienmarkt. El mercado central de Múnich, con sus más de 100 puestos abiertos todos los días del año, es un espectáculo de vida, y el lugar perfecto para catar los productos locales.
Hofbräuhaus. De ineludible visita para los amantes del lúpulo, es la cervecería más famosa de Múnich. Se sitúa en un edificio de finales del siglo XIX con tres plantas, y ofrece una experiencia muy auténtica.
Frauenkirche. Así se llama la catedral de la ciudad y uno de sus símbolos. De estilo gótico y con el ladrillo rojo como material más característico, destaca también por la magnitud de sus vidrieras.
Odeonplatz. Es la segunda plaza más importante del centro histórico. De marcado carácter italiano, destaca en uno de sus extremos por el Feldherrnhalle, un monumento en honor del ejército bavaro, el Hofgarten, un jardín de estilo renacentista, y la iglesia barroca Theatinerkirche.
Kunstareal. El denominado distrito del arte reúne en poco más de un kilómetro cuadrado una decena de museos e importantes galerías de arte como la Alte y Neue Pinakothek, la Pinakothek der Moderne, el Museo Brandhorst o la Lenbachhaus.
Olympiapark. Este parque olímpico concebido con motivo de los Juegos Olímpicos de 1972 ofrece, además de bonitos jardines para pasear o hacer picnic, una torre de televisión con mirador y restaurante giratorio incluido, y en sus inmediaciones, el popular museo BMW.
Palacio de Nymphenburg. Fue construido a finales del siglo XVIII como residencia de verano de la familia real y además de un majestuoso palacio barroco, incluye varios museos e infinitos jardines de estilo inglés.
Deutsches Museum. Convertido en uno de los principales atractivos de Múnich –y de paso, uno de sus numerosos planes culturales–, este estimulante museo cuenta con una extensa colección de objetos y exposiciones de lo más variopintos pensadas para avivar el intelecto y saciar la curiosidad. A pesar de que algunas de sus salas siguen en proceso de restauración, gran parte de ellas se reabrieron en 2022 y por sí solas merecen la pena una visita. Prepárate para que te reciba el termómetro más grande de Alemania y para necesitar varios días para poder explorar todo lo que engloba la «Museuminsel» donde se encuentra.