Qué ver en Maspalomas
Al igual que el resto de sus hermanas atlánticas, la isla de Gran Canaria se nos presenta como un paraíso de relax y bienestar, de puro hedonismo. Ya lo anticipaba la mitología griega, cuando las denominaba las «Islas Afortunadas», allí donde iban a parar las almas virtuosas para disfrutar de su eterno descanso.
Maspalomas, situada en el extremo sur de la isla de Gran Canaria, y perteneciente al municipio de San Bartolomé de Tirajana, refleja ese mismo espíritu desinhibido y conectado con la naturaleza del que hablaban los helénicos. Una naturaleza que ofrece un tesoro paisajístico dominado por unas dunas kilométricas de extrema y delicada belleza, y unas playas que son referente mundial, y que además el clima templado de la isla permite disfrutar durante todo el año.
Pero eso no es todo, el destino más turístico de Gran Canaria sorprende con una oferta de ocio y surf para todos los públicos, un legado aborigen innegable, y un entorno natural protegido que cuenta asimismo con bienes de interés general, como su faro, la popular Charca o El Palmeral, también conocido como El Oasis. Acompáñanos en este recorrido por uno de los imanes de la «canariona» y descubre con nosotros qué ver en Maspalomas.
Dunas de Maspalomas. Este espacio natural protegido con categoría de Reserva Natural Especial desde 1994 es una de las primeras cosas que ver en Maspalomas. Situado al sur de la isla de Gran Canaria, este mar de dunas alberga además diferentes ecosistemas, ya que sus 400 hectáreas comprenden no solo la famosa extensión de dunas vivas de arena orgánica, sino también una laguna salobre, un palmeral y una playa de reconocida belleza y reputación mundial. Te animamos a descubrir todo el valor paisajístico y natural de este enclave único visitando su centro de información para visitantes y su mirador, ambos ubicados en el Hotel Riu Palace, uno de los establecimientos hoteleros que copan los alrededores de esta maravilla natural.
La Charca. Situada al suroeste de la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas, a 200 m del emblemático faro de Maspalomas, esta laguna salobre poblada de carrizos y tarajales cuenta con un puesto de avistamiento de aves que lo convierte en un paraíso para los amantes de la ornitología. En un solo día, con prismático y cámara en mano, se pueden llegar a avistar hasta 24 especies de aves diferentes, entre elegantes garzas reales y garcetas, gaviotas patiamarillas, gallinetas y fochas comunes, o águilas pescadores y halcones tagarotes acechando.
El Faro de Maspalomas. Considerado Bien de Interés General, se encuentra al final del Paseo de Meloneras y es uno de los símbolos con más carisma de Maspalomas, con permiso de sus dunas. Lleva iluminando la costa desde que se encendiera por primera vez en 1890 para guiar a los barcos que cubrían la ruta entre Europa y América. Por aquel entonces, su figura de 55 metros era lo único que rompía un horizonte ondulado por las maravillosas dunas del paraje natural aledaño.
El Palmeral u Oasis de Maspalomas. Así se denomina la zona de sombra que discurre entre Las Meloneras y el campo de dunas. Ofrece un exótico paseo que desemboca en la Plaza de las Palmeras, rodeada por terrazas y bares en los que detenerse a contemplar el paisaje endémico de Gran Canaria.
Barranco de Fataga. A pesar de encontrarse en el Valle de las Palmeras, a no más de 15 km de la reserva natural, este pueblo de casas blancas incrustado en un frondoso valle podría pasar perfectamente por un pueblo blanco de la sierra gaditana. Es uno de los pocos, junto a Mogán, Agaete o Tufia con esta deslumbrante arquitectura. Sin duda se merece una visita, además de por su singular idiosincrasia, por los puntos de interés turístico que encontramos en sus alrededores.
Mirador de la Degollada de las Yeguas. A una media hora en coche del municipio de Barranco de Fataga encontramos este mirador popularmente conocido como «de Fataga», que ofrece unas espectaculares vistas sobre la zona que algunos se atreven a renombrar como el «Gran Cañón de Gran Canaria». La panorámica incluye la costa de Maspalomas, y los palmerales de la zona de Fataga, entre otros.
Yacimiento arqueológico de Arteaga. Se encuentra en el pueblo de Arteaga, una bonita acumulación de casas antiguas de color blanco, y lo conforma la mayor necrópolis aborigen de Gran Canaria, con unas 900 tumbas. Su entrada incluye además diferentes recorridos y senderos desde los que explorar la zona.
Molino de Agua. Con este nombre se conoce a una de las fincas más populares y fotografiadas de Fataga. Compuesta por un huerto ecológico, restaurante, piscina, hospedería y espacio para caravanas, se llama así por encontrarse en las inmediaciones del Molino de los Cazorla, declarado Bien de Interés Cultural.
Mundo Aborigen. Se trata de un parque temático en la zona de Fataga en el que descubrir la vida aborigen. Gracias a sus recreaciones de escenas de la vida cotidiana y sus más de 100 figuras a tamaño real, quienes lo visiten podrán hacerse una idea de cómo era la vida de los primeros pobladores del archipiélago.