Calzado cómodo, un estómago que aprecie una buena tapa y la memoria del teléfono o la cámara vacía. Esto es todo lo que te hará falta cuando visites una de las ciudades españolas con más historia. Situada a los pies de Sierra Nevada, y dueña de una de las siluetas más bellas que la vista pueda imaginar, Granada es, como bien decía Agustín Lara, «una tierra soñada», y te vamos a desvelar porqué. Acompáñanos en este recorrido por rincones que esconden una buena mesa donde repostar, esquinas que se asoman más allá y oquedades que albergan las fiestas más entrañables.
Granada fue capital de Al-Ándalus durante más de siete siglos. Así lo atestigua su archiconocida Alhambra, una ciudadela construida por sultanes nazaríes que, además de ser una obra maestra de ingeniería, destila literatura y poesía: su estampa al atardecer es un bello soneto hecho silueta apreciable desde uno de los numerosos miradores que nos regala la parte alta de la ciudad. Comenzamos nuestra ruta por el casco histórico, en la calle Caldelería, conocida como la «calle de las teterías», muy cerca de otro imperdible: la catedral. Si el ambiente de bazar que se respira en el centro te han dado ganas de comprar, uno de los mejores sitios para hacerlo es en el Albaicín, situado en una colina frente a la Alhambra. Aquí encontrarás artesanía y piezas decoradas con la técnica artesanal de la «taracea», típica de la ciudad, uno de los mejores recuerdos que llevarte cuando viajes a Granada. Además de las tiendas de artesanos de la cuesta Gómerez, merece la pena perderse por sus callejuelas y plazas para otear los patios de los Cármenes –las casas típicas granaínas– los aljibes y los restos de casas árabes. Comienza por la carrera del Darro y continúa por el Paseo de los Tristes, haciendo parada obligatoria en Plaza Larga, Plaza de San Miguel Bajo, Carmen de los Chapiteles, las iglesias de San Cristóbal y San Bartolomé y la Plaza del Salvador, además de en sus bellos miradores: San Nicolás, San Miguel Alto o San Cristóbal.
El barrio del Sacromonte, el barrio gitano de Granada, es cuna del flamenco. Es el barrio de las cuevas y las zambras, las fiestas flamencas originarias de los gitanos de Granada y Almería, y de los espectáculos flamencos que «quitan el sentío». Imprescindible reservar para ver uno de ellos. Un buen plan es pasar la noche en la Cueva de la Rocío o en los Jardines de Zoraya, ambos sitios espectaculares donde disfrutar del cante y del baile y de una cena con platos típicos granadinos. En nuestro paseo por la ladera del cerro nos toparemos con el Museo de las Cuevas del Sacromonte, donde se conservan algunas viviendas excavadas en la roca, hasta llegar a la Abadía del Sacromonte. Además de por sus reliquias, este complejo del siglo XVI albergó una de las primeras universidades privadas de España.