La ciudad de la diversión, tal y como se la conoce localmente, es la primera parada para muchos de los visitantes que aterrizan en Filipinas. Manila se caracteriza por sus altísimos rascacielos de cristal, sus centros comerciales de nueva construcción y por un agitado ritmo de vida. Incluso si tu objetivo es dirigirte hacia las zonas más tranquilas del país, vale la pena pasar unos días en la capital para disfrutar de la cultura y de la historia que encontrarás si te zambulles bajo esa apariencia moderna.
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Dedica unos días a explorar los principales lugares de interés alrededor de la bahía de Manila, el distrito financiero de Makati y el centro histórico de la ciudad, Intramuros. Pasea por las calles anchas de este último y contempla su arquitectura colonial, consumida por el tiempo. La cercana Iglesia de San Agustín es uno de los templos de piedra más antiguos del país y, sin duda, se merece una visita, así como el Fuerte de Santiago. Hazla temprano para evitar el sol fuerte del mediodía.
El Museo del Pueblo Filipino es un buen lugar para conocer el país en profundidad. Un paseo por el Parque Rizal es ideal para escapar del bullicio de la ciudad. En este exuberante oasis de calma podrás relajarte y recuperar el aliento antes de volver de nuevo al centro de Manila.
La ciudad ha crecido tanto que se ha convertido en uno de los destinos de compras predilectos de Asia, tal y como puede verse por su gran número de centros comerciales y de mercados al aire libre, listos para satisfacer las necesidades de sus habitantes y de los turistas. Robinsons Place es uno de los mayores centros comerciales cubiertos de la capital y un verdadero paraíso para los amantes del consumismo. SM Mall of Asia, que aloja a más de 1.000 tiendas bajo su techo, es otro destino de primera para los compradores más fervientes.
Divisoria Market es un buen sitio para encontrar ofertas; mientras que Salcedo Community Market, en Makati, acoge cada sábado a más de 100 comerciantes locales que venden productos frescos, ropa y artículos de artesanía.
La cocina filipina es extremadamente variada y cuenta con algunos platos que no puedes dejar de probar durante tu estancia en Manila. El adobo es un clásico y está hecho a base de carne, marisco y verduras, marinados en salsa de soja, vinagre y ajo antes de ser cocinados. El pollo sotanghon es una sopa de fideos muy popular y el lechón asado con salsa de hígado es también un plato habitual en la carta. Si prefieres otros tipos de cocina, no tendrás ningún problema en encontrar buenos restaurantes con una oferta internacional.
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