Tokio, una metrópolis intensa
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Un templo fuera del tiempo
Pasea por Shitamachi a pie o en jinrikisha, el rickshaw nipón, para experimentar el legado de un Japón que desapareció hace ya tiempo. Construido en el siglo VII, el Templo Sensō-ji es un buen ejemplo de como el pasado convive con el presente en esta ciudad. El templo es el más conocido de Tokio y está situado junto a Nakamise, una calle comercial de 200 m de longitud en la que es posible comprar cualquier cosa, desde sensu y geta, ventiladores plegables y zuecos, hasta comida local en los puestos de venta callejera.
Los plácidos jardines de palacio
El Palacio Imperial del Emperador se merece una visita, pero son sus jardines los que son verdaderamente hermosos, a la vez que aseguran un descanso del bullicio de las calles de la ciudad. Pasea junto a fosos y a paredes de piedra maciza y cruza puentes delicadamente adornados. El palacio se encuentra en las inmediaciones del Castillo Edo, una fortaleza construida en la llanura en 1457. En la actualidad todavía es una residencia de la familia imperial, por lo que no se permite la entrada a su interior, aunque el resto de las instalaciones están abiertas al público.
El santuario real
Atraviesa la puerta torii y entra en el patio del templo para ver el santuario sintoísta de Meiji Jingu, dedicado a los espíritus del Emperador Meiji y la emperatriz Shoken. Completado en 1920, el complejo de edificios del santuario y sus amplios jardines son el telón de fondo ideal para paseos tranquilos. En la parte norte se encuentra Meiji Jingu, un edificio construido un año después de la apertura del templo, donde se encuentran las posesiones personales del emperador y de su consorte, la primera familia real del Japón moderno.
El cruce de Shibuya
Shibuya es un barrio con 210.000 habitantes. Cerca de la estación que lleva el mismo nombre se halla uno de los cruces peatonal más complejos y conocidos del mundo. Por un corto tiempo, el tráfico se paraliza y permite a los peatones atravesar la intersección en sus diferentes sentidos, incluso en diagonal. Es un auténtico espectáculo ver la maestría con la que lo cruzan los japoneses. La escenografía de fondo es parecida a la de Times Square, en Londres, aunque los rótulos de neón y las enormes pantallas de televisión ¡son aún más excesivos!
No te pierdas los concurridos alrededores de la estación de Harajuku, entre los barrios de Shinjuku y de Shibuya. Lo que más abunda son adolescentes víctimas de la moda. De hecho, en la zona encontrarás decenas de elegantes boutiques y tiendas de moda, junto a restaurantes de comida rápida y puestos de creps, todo ello dirigido a este tipo de público concreto.
Gastronomía
Sushi-ryōri Inose, en el barrio de Shinagawa, sirve quizá el mejor sushi de la ciudad. Tiene una capacidad de no más de una docena de comensales, así que necesitarás un poco de suerte para poder sentarte. Está dirigido por una pareja muy locuaz que se toma muy en serio el bienestar y la diversión de sus clientes.
Sushi Yoshitake, en Chuo, el centro de Tokio, no es precisamente un restaurante barato y las reservas tampoco son fáciles de conseguir. Sin embargo, vale la pena probar el abulón al vapor con salsa de hígado de abulón o el tamago, una tortilla de huevo de sabor dulce.