El apodo de «isla Esmeralda» no es gratuito. Los paisajes de Irlanda son impresionantemente verdes y bellos. Basta con echar un vistazo a la naturaleza sobrecogedora de Connemara, Donegal, o de los condados de Cork y Kerry. Pero como no solo de naturaleza vive el hombre, Irlanda se define también por la cálida acogida de sus gentes, repartidas en ciudades históricas como Dublín o Belfast, por la cultura del ocio en los pubs, por un folclore genuino y por una música y unos festivales míticos. Como dicen por aquí, «céad míle fáilte» (cien mil veces bienvenido) a un país pequeño en extensión pero grande en otros muchos sentidos. Toma nota de lo que ver en Irlanda en una primera (y sucesivas) visitas.
Dublín. La capital de Irlanda es una urbe cosmopolita y acogedora que reúne museos de primera, una extensa oferta gastronómica y cultural, y sobre todo, a una gente alegre y abierta, deseosa de compartir unas pintas –de Guinness, claro– en uno de los pubs de Temple Bar. Toda ruta por Dublín debería incluir este popular barrio, así como la cárcel de Kilmainham, el Trinity College, la Fábrica Guinness, la catedral de San Patricio o la Christ Church.
Belfast. Otra capital, esta vez la de Irlanda del Norte, es nuestra siguiente propuesta que ver en Irlanda. Su carta de presentación son los controvertidos murales que separaban a protestantes y católicos, aunque esta ciudad británica tiene otros muchos atractivos, como el astillero en el que se construyó el Titanic o la Calzada de los Gigantes, una curiosa formación costera compuesta de más de 40000 columnas de basalto.
Connemara. Ubicado en el condado de Galway, el parque nacional homónimo esconde una preciosa costa de calas vírgenes, valles oníricos, verdes colinas y serpenteantes arroyuelos que comparten protagonismo con otra de las principales cosas que ver en Irlanda: la abadía Kylemore. De aire romántico y visita obligada, este castillo reconvertido en monasterio fue el refugio de unas monjas benedictinas tras la Primera Guerra Mundial.
Costa de Clare. Aquí se encuentran los famosos acantilados de Moher, un capricho de la naturaleza cuya abrupta silueta conforma uno de los paisajes más bellos del país. Dicen que en un día claro se llega a ver la bahía de Galway. No pierdas la oportunidad de explorar sus alrededores, con joyas como la bonita aldea de Ennistymon o Lahinch.
Ring of Kerry. El anillo de Kerry es una de las rutas por carretera más impresionantes que hacer en Irlanda. Este circuito de 179 km alrededor de la península de Iveragh, condado de Kerry, es perfectamente factible en poco más de medio día. Con inicio en Killarney, pasa por varios miradores, castillos y formaciones naturales costeras, sin olvidar majestuosos desvíos a otras rutas igualmente sorprendentes, como el Skellig Ring.
Cork. La segunda ciudad de la república de Irlanda es uno de los referentes gastronómicos del país. Solo hay que visitar el English Market, ubicado en el corazón de la ciudad, para conocer los productos de la tierra que luego verás servidos en los prestigiosos restaurantes de la ciudad. Aprovecha también tu visita para conocer sus numerosos museos, galerías de arte y, ya de paso, ver el cercano castillo de Blarney y su «piedra de la elocuencia».